Miles de guatemaltecos desarrollan mecanismos para mitigar efectos de sequía y desnutrición

SANARATE, Guatemala.- Unas 9.000 personas de dos pequeños municipios del departamento guatemalteco de El Progreso, ubicado en pleno Corredor Seco, una de las zonas más afectadas por el cambio climático, desarrollarán resistencia a este fenómeno y mitigarán los efectos de la desnutrición.
Sequia en Guatemala
Así se desprende del programa “Yo me adapto”, presentado este miércoles en el municipio de Sanarate y desarrollado por la Oficina de EE.UU. en Asistencia para Desastres en el Extranjero de la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID/OFDA) y la Fundación Panamericana para el Desarrollo (PADF, por su sigla en inglés).
Esta iniciativa tiene como fin mejorar la seguridad alimentaria y la resiliencia de 1.500 familias agricultoras vulnerables, es decir, unas 9.000 personas de los municipios de Sanarate y Sansare, ambos ubicados en el departamento de El Progreso, con un presupuesto de medio millón de dólares.
El proyecto promueve técnicas y tecnologías agrícolas climáticamente inteligentes, preparando a las familias para un clima más árido y caluroso.
La información y las tecnologías se difunden a través de Centros de Aprendizaje de Desarrollo Rural (CADERs), donde diversos técnicos imparten capacitaciones para desarrollar planes de acción comunitarios con potencia para generar ingresos y mejorar las condiciones de vida de estas personas, con semillas preparadas y maíz y fríjol híbridos.
El gerente de proyectos PADF en Guatemala, Fernando Castanza Ruano, explicó que este tipo de materiales, igual que la semilla criolla, están adaptados al lugar y en una época en la que el clima es muy cambiante es necesario proteger estas cosechas.
Estas técnicas, agregó, se van a extender a otros vegetales como espinas, acelgas, brócoli y otras especies necesarias para garantizar la seguridad alimentaria nutricional.
Esta “agricultura inteligente”, explicó la gerente general de PDAF, Caterina Valero, tiene como fin extenderse posteriormente a otras comunidades, por lo que la siembra empezará en los próximos meses.
Solo en Guatemala, la disminución de las precipitaciones causó en 2015 la pérdida de entre el 80 y el 100 % de los cultivos de los pequeños productores de maíz y fríjol, situación que afecta, mayoritariamente, a niños, mujeres y poblaciones indígenas.
La peor parte de los efectos de El Niño la lleva Centroamérica, donde la sequía es una de las más severas de las últimas décadas y ya deja 3,5 millones de personas afectadas y, según las autoridades de El Salvador, Honduras, Nicaragua y Guatemala, al borde de una hambruna, ya que los pronósticos indican que las lluvias llegarán de la mano de La Niña este mes de mayo.